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Sobre Desarrollo Humano y Ética para la Sustentabilidad julio 27, 2007

Posted by DanielUP in Ética, Desarrollo, Elizalde, General, Humanidad, Humano, Max Neef, Sustentabilidad.
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Ideas sueltas…

“El principal problema que hoy enfrenta la humanidad es primordialmente algo

así como un ‘subdesarrollo’ moral, ya que hemos alcanzado un desarrollo impresionante científico y tecnológico que nos da el poder de modificar e incluso de destruir la naturaleza y a nosotros mismos”.

Antonio Elizalde

Tengo que partir de la clara idea de que no es nada fácil cambiar el pensamiento de toda mi vida. Dejar de pensar que está primero un niño que muere de hambre, que aquel que mata a sus compañeros de clase como consecuencia de la falta de la compañía de sus padres, resulta, a priori, ridículo; sin embargo, después de leer el texto de Antonio Elizalde, las visión se torna sicodélica y todo parece posible, todo se puede ver a través de un cristal diferente.

Por otro lado, es fácil entender que la necesidad no comprende el increíblemente gran espectro de posibilidades que nuestro deseo considere, sino que se trata de algo universal: no importa el momento histórico, ubicación geográfica o situación sociocultural. Los satisfactores y bienes también son conceptos cuya comprensión no implica “descolocarse” de manera extrema. La teoría de Maslow, arraigada en nuestra cultura hasta el tuétano, por más que intentemos dejarla de lado, vuelve a hacer su aparición en los momentos en que algún suceso nos toca ese órgano tan vanagloriado y exaltado por Elizalde en los últimos capítulos de Desarrollo humano y ética para la sustentabilidad: el corazón.

Basta con ver a un niño en la calle con su panza aparentemente llena (de aire y lombrices) para olvidarse del índice de suicidios en Suiza, o de los campesinos que tuvieron que votar por un candidato temiendo represalias “militares” por grupos al margen de la ley, o de aquella joven que deja de comer para “verse mejor”, o de aquel hombre que no pudo estudiar durante toda su vida y ahora se dedica a labrar el campo, o del empresario que gana millonadas pero no tiene un minuto libre para leer un libro. Seguramente en todos hay un grado de infelicidad, pero la prioridad se la dará nuestro cerebro al niño que nos extiende su mano pidiendo algo para comer.

No quiero mentir, así que no diré que ya me he deshecho de todos esos memes que me obligan a dar prioridad a las necesidades de supervivencia, protección y libertad (la sustentación de que todas las necesidades deben ser concebidas como iguales se basa en la teoría de sistemas. Como tal, todas sus partes influyen en las demás pero, al igual que en el cuerpo humano, no es lo mismo perder un brazo que el hígado… ¿no?). Sí, entiendo que no se trata sólo de sobrevivir sino de vivir, pero, en este momento, me es imposible dejar de priorizar.

Igualmente veo una leve contradicción en Elizalde al considerar a la separatividad como una de las falacias que sustentan nuestra actual concepción hegemónica de la realidad, y por otro lado citar a Eduardo Grillo, cuyo discurso gira en torno a la conformación de una identidad latinoamericana fuerte. Considero que es válido fomentar esas cualidades que se adhieren a la idiosincrasia de América Latina, pero se corre un grave riesgo al hacer hincapié en la diferenciación racial y cultural nuestra con la europea o norteamericana, ya que puede tener un tinte de ese chauvinismo xenófobo, que ya tantas desgracias le ha traído a la humanidad durante los siglos XI (Cruzadas), XV (expulsión de los moros de España), XX (Primera y Segunda Guerra Mundial), guerras civiles de todos los países, guerras de independencia en América y África, y un interminable etcétera, que se remonta, incluso, a los relatos bíblicos del Éxodo.

Ese nuevo modelo de desarrollo, desapegado de la economía, no es nada imposible. Seguramente igual se pensaba, durante las monarquías, de la democracia: como una práctica arcaica y, por lo tanto, condenada a la obsolescencia. En nuestros días se dirá que un modelo como el propuesto por Elizalde y sus colegas es poco menos que iluso.

Ahora bien, si con este modelo económico (que todavía no es tenido en cuenta en ningún país como oficial) tampoco se logran paliar los dolores ecológicos que sufre la Pacha Mama, podemos aceptar, no sin tristeza, que no tenemos salvación. Incluso si todo el planeta asimilara esta nueva visión de manera inmediata, como por arte de magia, no podemos asegurar que lo hecho no tenga reversa. Ya hay quienes afirman que las consecuencias del calentamiento global son, sencillamente, inevitables, incluso dejando de emitir hidrocarburos combustidos en este momento.

El modelo económico y político propuesto por Elizalde, sin dudas, rompe con todos los esquemas instaurados en nuestra sociedad. Sin embargo, no creo que nuestros políticos no piensen a largo plazo, como lo dice el texto, sino más bien que lo hacen, pero con la intención de que las cosas cambien lo menos posible; es decir, que el desarrollo siga siendo concebido como ilimitado (en detrimento de los menos desarrollados, eufemísticamente llamados “en vía de desarrollo”).

Sobre el final del texto, Elizalde ofrece como únicas salidas al hecho de que nuestra civilización esté alcanzando un punto en el cual se están tornando crecientemente insustentables los actuales niveles de consumo de su población, y son: una reducción del consumo, o una redacción de la población. Más adelante, aboga por la primera, lo cual, sin duda, es sensato. Pero opino que el incremento de la población también va en detrimento de la calidad de vida, por lo menos en estos momentos… Cuando las cosas cambien (si lo hacen) pensaremos en retornar a nuestros ancestros y su ideal de poblar la tierra (en este momento, lo que estamos haciendo no es poblarla y hacerla fértil, sino sobrepoblarla y hacerla árida).

Por el momento, no queda más que aferrarnos, no sin actuar, a esa esperanza, juzgada por Elizalde, de que vendrán tiempos mejores.

ELIZALDE, Antonio. Desarrollo humano y ética para la sustentabilidad. Editorial Universidad de Antioquia; Medellín, 2006.

Ibídem, p.89

Davis Guggenheim. “La verdad incómoda”. Documental: 2006, USA.

ELIZALDE, Antonio. Desarrollo humano y ética para la sustentabilidad. Editorial Universidad de Antioquia; Medellín, 2006. p. 96

Comentarios»

1. sandra - septiembre 14, 2007

yfhjfgtbdht

2. Lucia - agosto 10, 2008

Definitivamente es necesario actuar, no para estar mejor, sino para que podamos seguir vivos.


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